Mientras pasan los años ¿te has vuelto un radar de cambio climático gracias a tus articulaciones? ¿Tus rodillas, manos o espalda ya no son lo que eran antes? En esta entrada analizaremos por qué algunas personas pueden adivinar que va a llover cuando empiezan a doler las articulaciones.
Brace yourselves. Winter is coming.
Apenas empieza el verano en el hemisferio norte, pero el hemisferio sur está empezando el invierno. La llegada del verano significa que llegan días lluviosos y la llegada del invierno implica aire frío, días nublados y posiblemente, nieve. ¿Qué tienen estos dos escenarios en común? Que todos hemos escuchado alguna vez a algún familiar o amigo predecir el clima porque le empezaron a doler las manos, las rodillas o la espalda. Algunos de mis pacientes refieren mayor rigidez y dolor en las manos durante los meses o días fríos.
La gran pregunta es: ¿existe evidencia científica que demuestre que el cambio en el clima puede aumentar el dolor? Vamos a revisar la evidencia que existe para intentar responder esta pregunta.
Antes de explicar las teorías de la asociación climática con el dolor, hablaremos un poco de anatomía de las articulaciones.
Anatomía de las articulaciones
Las articulaciones son el sitio en el que se unen dos huesos para permitir movimiento. Los extremos de los huesos que se unen en una articulación están cubiertos de un tejido especial conocido como cartílago. Este cartílago permite que las superficies de ambos huesos deslicen entre ellos sin fricción. Los huesos están estabilizados con unas estructuras llamadas ligamentos. Las articulaciones están llenas de líquido conocido como líquido sinovial que ayuda a lubricarlas y permitir que el cartílago de los huesos deslice más fácil.
El cartílago articular se puede lesionar después de una fractura, por sobre uso, debilidad muscular, sobrepeso o inestabilidad articular. Si existe daño a algún ligamento (esguince), la articulación se vuelve inestable y los huesos se mueven en una dirección en la que no deberían. Esta inestabilidad puede contribuir al desgaste del cartílago articular. Algunas personas tienen mayor predisposición genética para sufrir desgaste articular. Las mujeres, los hispánicos y las personas blancas también tienen mayor riesgo de desgaste al cartílago.
Cuando el cartílago se daña, empieza a adelgazarse y eventualmente desaparece, permite que las superficies de los huesos que conforman la articulación rocen entre ellos. Esto genera dolor cada vez que hay actividad o movimiento. Esta condición conocida como desgaste articular se llama osteoartritis (u osteoartrosis) y debe diferenciarse de la artritis reumatoide.
Teorías sobre el efecto del clima en las articulaciones:
a) Artritis y sensibilidad barométrica (cambios de presión atmosférica)
- Se ha planteado la teoría de que la gente que sufre artritis es más sensible a los cambios de presión barométrica. Se cree que el cartílago lesionado expone los nervios (que tienen sensores para percibir los cambios en la presión atmosférica) alrededor del hueso lesionado y esto podría detectar más fácilmente los cambios en la presión atmosférica.
- Otra teoría es que los cambios en la presión barométrica pueden causar la expansión y contracción de tendones, músculos y tejido cicatricial que se forma después de una lesión. Eso podría generar dolor en el área con una lesión previa (como una fractura o esguine) o en las articulaciones afectadas por osteoartritis.
b) Temperaturas bajas
Una teoría sobre las temperaturas bajas y el dolor es que la disminución de la temperatura puede espesar de alguna manera el líquido sinovial de las articulaciones y por eso se pueden sentir rígidas.
Una segunda teoría sobre las temperaturas bajas es que la gente tiende a tener menor actividad física cuando hace frío y eso puede generar rigidez, lo que produce dolor en las articulaciones.
¿Cuál es la evidencia científica?
Como es bien sabido, a la comunidad científica nos gustan las explicaciones racionales. Por esto nos gusta investigar la causalidad de ciertos eventos, sobre todo si son parte del vox populi. De esta manera podemos tomar decisiones y emitir recomendaciones basadas en evidencia. Somos escépticos en principio. Así que no debe de sorprender que se hayan realizado múltiples estudios tratando de entender la relación entre los cambios climáticos y el dolor articular o de lesiones antiguas.
Una encuesta a 200 personas con osteoartritis de las rodillas encontró que con cada disminución de 10º en la temperatura y disminución en la presión barométrica, correspondió al aumento del dolor en las rodillas en pacientes con osteoartritis.
En otro estudio en realizado en Holanda a 222 personas con osteoartritis, se encontró que a lo largo de dos años, el aumento en presión barométrica y humedad aumentó el dolor y rigidez de las articulaciones. Estos hallazgos son completamente opuestos a los del estudio previamente mencionado.
El estudio más reciente realizado en Estados Unidos analizó el clima durante las consultas de 11673392 paciente con dolor articular. Solamente el 18% se llevaron a cabo en días lluviosos. Después de un análisis estadístico minucioso, no se encontró relación entre el clima y las consultas por dolor de espalda o rodilla.
Se ha mencionado que puede existir un sesgo emocional para asociar el mal clima y el dolor. Tenemos una predisposición a ponerle más atención y recordar las malas situaciones que a los buenos momentos donde nada nos molesta. Esto explicaría por qué recordamos más fácilmente el dolor en el momento en el que todo se veía más oscuro y solitario en un día de invierno.
¿Entonces por qué me duelen las manos cuando hace frío?
A pesar de que no existe una evidencia científica que confirme la asociación entre los cambios de clima y de presión barométrica y los dolores articulares o en lesiones antiguas, es un hecho que mucha gente percibe estos cambios y los efectos físicos que los acompañan.
Incluso se habla de personas con poderes mágicos como curanderos y chamanes que pueden predecir el clima o los cambios en algunos eventos por los dolores de huesos y articulaciones. De hecho, es altamente probable que conozcan a más de una persona que haya sufrido este tipo de dolores. Si no conocen a nadie, seguramente esa persona son ustedes y la rodilla que les duele es la que se lastimaron y les impidió seguir la carrera deportiva que querían perseguir.
¿Qué puedo hacer para evitar el color cuando haya cambio de clima?
Es importante que consideren que, aunque no existe evidencia científica que compruebe causalidad, sí puede ser esperable que haya un poco de rigidez y por lo tanto dolor articular con el clima frío. Esto no quiere decir que una lesión haya empeorado y en principio no debe de preocupar, a menos que el dolor no sea manejable.
Existen varias acciones que pueden llevar a cabo para evitar el dolor y la rigidez en los días de cambio climático.
Si las temperaturas bajan, manténte bien abrigada o abrigado. Las duchas calientes pueden ayudar y vestir ropa abrigada puede ayudar. Utilizar guantes puede realmente ayudar a mantener las manos calientes y mejorar la rigidez y el dolor.
Al contrario de lo que habitualmente se piensa, la actividad ayuda a disminuir el dolor y la rigidez. Las actividades que no tienen carga son las ideales (yoga y natación son excelentes ejemplos). Además, la actividad física ayuda a generar masa muscular y a darle estabilidad a las articulaciones.
Los baños con parafina para las manos pueden ayudar a calentar las manos. Muchos fisioterapeutas saben aplicar este tipo de terapias que pueden ayudar con el dolor.
Hacer ejercicios y movimiento dentro de una cubeta de agua tibia al despertar puede ayudar a que desaparezca la rigidez en una mano lesionada, especialmente por las mañanas.
En algunas ocasiones medicamentos para el dolor y anti inflamatorios no esteroideos pueden ayudar con el dolor. Consulte con su médico de cabecera si esto es recomendable y qué medicamento es el mejor para usted.
Evitar cargar objetos pesados puede ayudar a evitar el dolor.
Mantener un peso adecuado es recomendable para disminuir la carga en las articulaciones.
Si el dolor empeora o no mejora, pueden llamar a su cirujano de mano de cabecera o a su reumatólogo para que los asesore.
Conclusión
Entonces, ¿Cuál es la conclusión?
Si bien no se ha demostrado una asociación entre los cambios climáticos y el dolor articular, muchas personas experimentan dolor en los días fríos y lluviosos. Estos síntomas no necesariamente implican que algo anormal esté pasando. Se pueden tomar ciertas medidas para disminuir la rigidez y el dolor.
Referencias
- Association between rainfall and diagnoses of joint or back pain: retrospective claims analysis BMJ2017;359:j5326
- Does Weather Affect Joint Pain? https://www.webmd.com/pain-management/weather-and-joint-pain#2
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